Esta historia nos sitúa en nuestra comarca, el Valle de Alcudia y Sierra Madrona, que forma parte de Sierra Morena, declarado Parque Natural, dónde se encuentra enclavado Fuencaliente. Es aquí, en el corazón de Sierra Madrona dónde conviven lobos, cabras montesas, buitres negros, cigüeñas negras y águilas reales. Es aquí dónde se dice que también habita un ser fantástico, un animal que pertenece a una especie desconocida, en realidad, una misteriosa criatura no recogida en los catálogos. Y los más ancianos del lugar aseguran que casi es imposible ver al bicho.

Es el Saetón de Sierra Morena, se dice que es un reptil monstruoso que tiene las facultades de volar dando elevados y sonoros saltos, habita en zonas húmedas e hipnotiza a sus víctimas a las que inmoviliza para picarles y atacarles con un poderoso y letal veneno.

Son campesinos, ganaderos, cazadores y otros experimentados habitantes de la sierra que aseguran haberlo visto aunque no se pongan de acuerdo en su longitud y peso. Hay algunos que cuentan que es un reptil de dos metros de longitud aproximadamente con una cabeza voluminosa, el cuerpo corto y la cola larga con agallas detrás de los ojos y su color puede oscilar entre el verde y el negro. Ellos mismo le asignan un refrán “con el saetón, sólo espuerta y azadón”, que es lo mismo que decir que el único tratamiento para su venenosa picadura es la tumba.

Son varios los testimonios que aseguran que el saetón existe, a continuación diferentes relatos que ocurrieron en el término municipal de Fuencaliente:

  • Uno de ellos, ocurrió en el alba de un día de primavera cuando un chico llevaba un caballo a su tío para que este pudiera montar. Al llegar a un arroyo casi seco, ya que en aquel invierno apenas había llovido, el chico a lomos del caballo lo intentó cruzar pero el animal se negó, sin motivo ni razón. El chico arreó suavemente el alazán para obligar al caballo, pero el animal notaba algo y estaba muy nervioso. De repente se le erizó todo el pelaje y estuvo a punto de derribar al chico, el animal pudo observar cómo una criatura parecida a una enorme y gruesa serpiente saltó con unas enormes alas. Tras un chasquido al aire, la criatura desapareció entre el follaje. Y tras el susto, por fin pudieron atravesar el riachuelo y llegaron al galope al cortijo del tío. Allí el tío le explicó al sobrino que lo que les había aterrorizado era un saetón, un animal que se caracterizaba por atacar a las caballerías y que en los últimos días había matado a media decena de ovejas y sus cadáveres habían aparecido hinchados con síntomas de envenenamiento.
  • Otra de las historias es referente a la familia Colón, una familia de campesinos  en los años de la posguerra española. Ocurrió cerca del nacimiento del río Yeguas, mientras una reata de mulas era guiada por los más jóvenes de la familia mientras que el abuelo conducía un carro de madera, cuando de repente el abuelo hizo una brusca maniobra a pesar de la velocidad que llevaba por el descenso que había. Tiró de las riendas de la caballería y obligó al animal a girar a la izquierda sin que los demás se dieran cuenta de lo que estaba ocurriendo. El abuelo gritó y en ese instante la llanta de hierro forjado que recubría la enorme rueda de madera se elevó al tiempo que se escuchó el crujido del cráneo machacado del monstruo. El saetón murió en ese momento y todos se detuvieron a ver aquel monstruo mientras que el abuelo explicaba tanto a sus hijos como sobrinos que de no haber obrado de esa manera, el saetón podría haber saltado y que en su vuelo habría picado mortalmente a los animales y quizás también a algún humano.
  • También cuenta un pastor de la zona que un día cuando era niño atravesó por primera vez Sierra Morena con unas cabras a primera hora de la mañana. El saetón voló por encima del rebaño después de picar a una cabra que al poco rato murió retorciéndose de fiebre mientras su cuerpo se hinchaba.

Para los que tratan de buscar alguna explicación sobre la existencia de este animal, son varias las teorías que se barajan: pero una de ellas indica que podría ser un arma exótica introducida por los árabes, antaño, cómo forma de proteger sus fronteras.

Sin ninguna prueba concluyente de su existencia, estos monstruos continuaran siendo mitos para el resto del mundo.